domingo, 16 de febrero de 2014

Resiliencia: La personalidad de hierro


Buenos días domingueros. Terminamos la semana con un tema de psicología positiva del que voy a hablar en un futuro con relativa frecuencia, pues es uno de los temas más actuales de esta rama y comprende muchos nuevos estudios, así que conviene aprender como mínimo la definición básica y el concepto en general.

Introducción al concepto de RESILIENCIA (o RESILENCIA)

¿Habíais escuchado alguna vez esta palabra? ¿A qué os suena? Yo la primera vez que la escuché la asocié automáticamente a ancianos. No me preguntéis por qué. Seguramente por su parecido semiótico con la palabra "residencia", que entre sus categorías me resulta más cercana por experiencia personal la de "residencia de ancianos" y en fin, ante mi desconocimiento e ignorancia, supuse que algo tendrían que ver. Para mi sorpresa su significado poco tenía que ver con la tercera edad, o por lo menos no necesariamente.


Resiliencia no es no caerse. Es saber levantarse y seguir caminando.
La palabra resiliencia proviene del verbo latino "resilire" que se traduce como "saltar hacia atrás, rebotar", y no veo yo a ancianitos saltando hacia atrás y rebotando, así que ya de entrada podemos descartar el vínculo a este grupo de edad. Profundizando en el concepto (y poniéndonos un poco más serios), la definición difiere según el contexto. En psicología, resiliencia es la capacidad que tiene un sujeto o grupo para superar las adversidades, traumas -a veces graves- o circunstancias difíciles de la vida proyectándose de cara al futuro.

La resiliencia se sitúa en el campo de la psicología positiva, y está respaldada por múltiples testimonios de gente que según parece, ante una situación traumática, han conseguido encajarla y seguir viviendo, incluso en un nivel superior, desarrollando ciertos recursos latentes y la mayoría de las veces insospechados.

El famoso refrán "lo que no te mata, te hace más fuerte" puede ser una representación ideal de este concepto. 


Durante mucho tiempo las reacciones de resiliencia han sido consideradas como negativas e incluso patológicas, mucha literatura sobre psicología que encontraréis describirá estos síntomas como claros indicios de trastorno y de afrontamiento inefectivo. Los últimos estudios y la literatura más actual defiende sin embargo que la resiliencia es una respuesta común en el ser humano y que no indica patología sino un ajuste saludable a la adversidad. Las personas que manifiestan respuestas o conductas de resiliencia suelen enfrentarse de forma más efectiva a las futuras situaciones adversas de la vida y tienen menor riesgo de desarrollar enfermedades o trastornos mentales. 


Son en definitiva, personas mentalmente más equilibradas. Personas que han desarrollado la capacidad de transformar un trauma en algo positivo, en una herramienta para aprender.


Diferenciamos las respuestas de resiliencia de respuestas de afrontamiento inefectivo como la evitación, la negación y otros estilos de afrontamiento que describiré en futuros artículos.


PERSONALIDAD RESISTENTE - (Hardiness, o jardines, en español ;-) )

Este concepto aparece por primera vez en la literatura científica en 1972, asociado a la idea de protección frente a estímulos estresantes. Kobasa y Maddi desarrollaron este concepto estudiando a personas que ante acontecimientos vitales negativos parecían poseer ciertas características en su personalidad que les protegían.

Se ha establecido así que las personas con personalidad resistente poseen un enorme sentido del compromiso, están más abiertos a los cambios vitales y tienen perciben un gran control sobre los acontecimientos. En conclusión, se considera la personalidad resistente como un constructo multifactorial que posee tres componentes fundamentales: el compromiso, el reto y el control.


El contexto favorecedor de resiliencia

Existen varios factores que favorecerán el desarrollo de resiliencia en el ser humano. Los más importantes son la educación, las relaciones familiares y el contexto social.

Una educación basada en el fomento de una alta autoestima favorecerá en el niño el desarrollo de las herramientas adecuadas para afrontar efectivamente las situaciones estresantes graves de la vida. Las respuestas de resiliencia manifestadas por la familia serán también un entorno positivo de aprendizaje vicario (observacional) en el que el niño podrá adquirir las diferentes aptitudes y habilidades mediante observación e imitación. Por otro lado, un contexto social rico y variado en situaciones reto, estimulará el aprendizaje y adquisición de una amplia gama de conductas a las que se podrá recurrir en un futuro a la hora de seleccionar un estilo de afrontamiento ante situaciones con mayor grado de dificultad.

También el sentido del humor, una estimulación adecuada de la creatividad y el fomento de la independencia y autonomía del individuo favorecen el desarrollo de resiliencia. Una persona con personalidad dependiente en algún grado siempre tendrá mayor dificultad de adaptarse y afrontar situaciones vitales adversas.

Merece la pena introducirse en este campo, pues nunca es tarde para re-aprender y modificar nuestros patrones de conducta inefectivos por otros que nos traiga más beneficios... 

¡A por ello!
En breve seguiremos profundizando en este tema.


¡Hasta muy pronto!






2 comentarios:

  1. me ha encantado y me ha dejado de super buen rollo

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    1. Me alegro mucho Gerard, también lo escribí de super buen rollo... Seguimos en esa línea!!! Un saludo!

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