miércoles, 14 de agosto de 2013

¡Gracias por la música!

Casi todo aquello que intenta producir un cambio en nuestro cerebro e introducir en él sensaciones o modular nuestras emociones, lleva consigo una banda sonora. Una película, la radio, un programa de televisión, una clase de yoga y meditación, incluso el camino rutinario hacia nuestro lugar de trabajo.


Si estamos tristes, nos tumbamos en la cama a escuchar música melancólica para canalizar nuestros pensamientos y emociones de tristeza. A algunos incluso les facilita soltar un par de lágrimas, y sin música quizás no podrían. Por otro lado, si estamos activos y llenos de energía, buscamos escuchar música que nos incite a bailar, movernos y potenciar ese estado de alegría. ¿Vamos a salir un viernes por la noche? Ya desde por la tarde nos estamos activando con música apropiada a un volumen considerable para ponernos en "modo fiesta". Pero, ¿por qué tiene la música un poder tan extraordinario sobre nosotros? ¿van nuestras emociones siempre acorde al tipo de música que estamos escuchando o es precisamente al contrario? ¿por qué acudimos a ella como reguladora de emociones y de nuestro estado de ánimo? Nos rendimos ante ella y nos dejamos modificar por ella, como si de un taller se tratase.

Antes que comenzar a contar nada, tengo que justificar brevemente el título de este artículo, pues además de ser una fanática de casi todo tipo de música y de tener la suerte de haber heredado una sensibilidad acústica bastante destacable (aunque en mi caso he dirigido este don más bien a los idiomas; tocar un instrumento por desgracia no sé, aunque nunca digas nunca), creo que muchos de vosotros os sentís también agradecidos. ¿Gracias por qué? Gracias a todos los cantautores, compositores, cantantes, grupos, pianistas, violinistas y una innumerable lista de artistas relacionados con el mundo de la música a lo largo de la historia por haber aportado su creatividad, su don, su sensibilidad y en definitiva su música, que juega un papel tan importante en la vida de las personas. Pues, que alguien me explique qué sería de la humanidad sin bandas sonoras como las de obras de arte como La lista de Schindler o Lo que el viento se llevó. Que alguien me explique qué sentido tendrían las reuniones sociales como bares y discotecas, conciertos, fiestas, cenas o barbacoas sin música "de fondo" que amenicen el ambiente; qué haríamos sin villancicos o sin canciones infantiles. Qué ducha más aburrida si no nos pusiéramos a pegar voces o cómo sería de monótona la limpieza de la casa en silencio absoluto. Qué haríamos sin música clásica o chill para relajarnos o sin rock & roll para descargar nuestras emociones más intensas. Cómo iríamos por las mañanas al trabajo o a la universidad después de una noche de dormir poco y sin música en la radio del coche o en el iPod (o iPhone). El silencio es igualmente necesario por supuesto, pero tras un largo tiempo sin escuchar música, la necesitamos, la buscamos. Si no tenemos oportunidad de escucharla, la cantamos (se nos de bien o mal).

No hay que subestimarla, es tan imprescindible, que su ausencia perjudicaría gravemente nuestra salud.

E igual que su ausencia perjudica, su presencia mejora la salud física (pues algunos tipos incitan a bailar) y mental. Tanto es así, que la música se encuentra incluida en la psicoterapia, utilizada a día de hoy como método terapeútico, recibiendo éste el nombre de musicoterapia.

La práctica está extendida actualmente en todo el mundo, siendo avalado su éxito mediante numerosos estudios y existiendo incluso carreras y postgrados de esta ciencia (el primer país que contó con estos estudios fue Argentina). España ha sido sin embargo uno de los países que se ha mantenido más escéptico o al margen del uso de este método.

¿Qué es la musicoterapia y de dónde surge?

La musicoterapia es el manejo de la música y sus elementos (ritmo, melodía, sonido y armonía) para promover la comunicación, el aprendizaje, las relaciones, la expresión, la organización, un estado de ánimo positivo, el movimiento y otros objetivos variados, para mantener las necesidades físicas, emocionales, sociales y cognitivas satisfechas.
El musicoterapeuta es una persona cualificada que suele trabajar con grupos o a nivel individual. Es importante diferenciar entre musicoterapia y educación musical, teniendo esta última la música como fin último y no como instrumento para tratar enfermedades o trastornos físicos y mentales.

Su origen se remonta a la prehistoria. En los ritos mágicos y de curación de aquel entonces ya se utilizaba música como fondo. Pero esto no lo podemos entender todavía como musicoterapia. Sería entonces más bien en la época de los
egipcios 1.500 a.C., en los papiros encontrados en la ciudad de Kahum en 1889, donde se hace alusión a la música como agente capaz de curar el cuerpo y el alma.
El primer relato sobre aplicación de musicoterapia es un poco después, por el pueblo Hebreo, que utilizaba este método en el tratamiento de problemas físicos y mentales.
Los primeros fundamentos científicos se escribieron en la antigua Grecia, destacando pensadores de la época como Pitágoras, Platón y Aristóteles.
A partir de aquí la música como forma de psicoterapia en enfermedades físicas y mentales ha ido evolucionando a lo largo de la historia (no me voy a detener en ello porque podría escribir diez artículos) y a día de hoy existen estudios que demuestran claramente los beneficios y mejoras tras este tipo de terapia.

El efecto terapéutico de la música

Se ha mostrado a través de innumerables estudios científicos su enorme eficacia en niños con trastorno autista (otro tema muy interesante para un próximo artículo es el efecto terapéutico de los animales de compañía), siendo en éstos hasta hoy su aplicación más frecuente, mejorando notablemente sus habilidades comunicativas.




Separando por niveles, podemos diferenciar los siguientes efectos terapéuticos de la música en el ser humano:

  • Efectos biológicos: Los efectos y cambios producidos por la música no solo ocurren a nivel conductual y emocional, sino a nivel biológico, es decir, está comprobadísimo que escuchar un determinado tipo de música modula el nivel de algunas hormonas como la dopamina o la serotonina. Según Miller (1975), según el tipo de música afectará negativa o positivamente a nuestra actividad bioquímica.

  • Efectos fisiológicos: A este nivel, la música es capaz de alterar cualquiera de los siguientes aspectos: presión arterial (PA), frecuencia cardíaca (FC), pulso, frecuencia respiratoria (FR), respuestas motoras y musculares, el reflejo pupilar de la luz, producir un aumento de la tolerancia al dolor, producir efectos relajantes, activación neuronal.

  • Efectos psicológicos: La música puede producir efectos tanto sedantes como estimulantes, dependiendo del tipo, al actuar directamente sobre el sistema nervioso central. También puede evocar, provocar, fortalecer o desarrollar cualquier emoción tanto positiva como negativa: amor, ira, miedo, ansiedad, etc.

  • Efectos cognitivos: La música estimula el desarrollo de la atención sostenida, la creatividad y la imaginación. Es una fuente de placer semejante al juego y ayuda a desarrollar la memoria (fijaros la facilidad con la que nos aprendemos letras de canciones, si para estudiar tuviéramos esa capacidad ya tendríamos veinte carreras).

  • Efectos sociales: La música se utiliza como lenguaje analógico. Además, favorece y facilita la expresión de uno mismo, es una vía sanísima por la que canalizar emociones reprimidas, puede sugerir ideas o sentimientos, tiene capacidad de unión entre personas (mismos gustos musicales, grupo que toca un instrumento, etc.) y puede ser un agente socializante.

La musicoterapia se utiliza con frecuencia en mujeres embarazadas, niños con síndrome de Down, en casos de esquizofrenia, y en trastornos de depresión y ansiedad, entre otros. Hay estudios que demuestran también la influencia positiva de la música en los procesos de curación y recuperación, así como una disminución de estrés y del nivel de ansiedad en pacientes hospitalizados. Os remito a un estudio científico premiado que realizó un grupo de enfermeras en Barcelona, sobre los efectos de la musicoterapia en pacientes de UCI. Personalmente me ha encantado.

Para crear música no es necesario que exista un instrumento determinado, uno mismo puede crear ritmo utilizando elementos de la vida cotidiana (¿quién no ha hecho esto en el cole? en mi clase nos mandaron una vez de deberes inventar un instrumento casero) como dar golpes con un tenedor a un vaso de cristal lleno de agua, por ejemplo (que por cierto hay verdaderos artistas que dominan este "instrumento" y tocan en las calles de muchas ciudades). La música es un arte y requiere sensibilidad creatividad. Produce bienestar tanto crearla como escucharla.

Te voy a proponer escuchar un par de melodías y quiero que reflexiones sobre cómo te sientes. Qué emociones experimentas, y qué diferencias hay entre ellas. Deja entre melodía y melodía un intervalo de 2 minutos de silencio. Aquí te dejo los links.

Canon - pachelbel

Black eyed peas - I gotta feeling

Relaciónate con la música y disfruta de ella todo lo que puedas y sepas, pues te va a acompañar el resto de tu vida, hasta incluso después de que mueras, cuando el día tu funeral, todavía suene en tu honor.





¡Hasta muy pronto!



"La música es sinónimo de libertad, de tocar lo que quieras y como quieras, siempre que sea bueno y tenga pasión, que la música sea el alimento del amor" (Kurt D. Cobain)






5 comentarios:

  1. ¡Muy lindo e informativo tu artículo Rocío! Te felicito por el tono fresco y ameno en el cual transmites; un placer.
    En sintonía con tu escrito, te paso el link del Poder de la música: http://eltornilloflojo.blogspot.com.ar/2013/07/el-poder-de-la-musica.html
    Un cálido saludo: Aida

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  2. Muchas gracias Aida, y bienvenida a El mono de Harlow. Un saludo!

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  3. Hola Rocío, muy buena y educativa entrada! Mi madre es musicoterapeuta y yo estoy empezando mis pinitos como cantautor así como también tengo un blog exclusivamente de música y sus sensaciones... así que me he sentido muy identificado con todo lo que has dicho! A partir de ahora intentaré seguir tu blog y ver con qué más me sorprendes, un saludo! Nos leemos y escuchamos!

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  4. Hola Matías, muchas gracias :)
    Puedes escribirme y decirme cuál es tu blog, estaré encantada de leerte.
    Qué interesante y qué coincidencia que justo tu madre sea musicoterapeuta, me parece un campo sorprendente en psicología, no descarto hacer un curso en un futuro para formarme todo lo posible.
    Me alegro de que sigas El mono de Harlow, te doy la bienvenida personalmente, muy pronto llegarán nuevos artículos no menos interesantes que éste...
    Un saludo fuerte!

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  5. Obviamnt me encanta este artículo! !! Hasta se me caen los apuntes ;) ♥♥

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